Miguel Barba Mora, pregonero de las Fiestas Patronales de Aldea del Rey 2025, ha ofrecido este sábado un emotivo discurso, desde el orgullo de ser aldeano “un orgullo que no atiende a razón, porque las cosas del alma se guardan en el corazón. Aldea, siempre aldea, en la distancia te añoro, en tu cercanía me emociono”.
El acto, celebrado en la Plaza España, ante las puertas de la Casa Consistorial aldeana, fue brillantemente conducido por la primer Teniente de Alcalde y concejala de Cultura, Araceli Valbuena Cofrade. Se contó con la presencia del alcalde, Cándido Barba Ruedas, quien estuvo acompañado por miembros de la Corporación y representantes institucionales, religiosos, del orden público, así como del tejido asociativo aldeano. Cabe destacar, entre otros, la presencia de la delegada de Igualdad en la provincia de Ciudad Real, Manoli Nieto-Márquez; la senadora, María del Pilar Zamora Bastante; el diputado provincial y alcalde de Ballesteros, Juan Carlos Moraleda Herrera; así como representantes municipales de localidades del Campo de Calatrava, como Calzada de Calatrava, Granátula de Calatrava o Almagro.
La edil de Cultura, dio comienzo a una fiesta “que es de todos, un espacio donde se mezcla la música, la alegría, la gastronomía y sobre todo el espíritu de camaradería. Ese es un tiempo para disfrutar, para reír, para bailar y por qué no, para hacer nuevos recuerdos que quedarán en el corazón de cada uno de nosotros” y aseguró que “estos días son motivos de alegría, esperanza, de fe, de reencuentro y que además cuentan con un programa de actos que aúna en la cultura, en la tradición, en la música y en el ocio entre otros. Todo ello para exaltar nuestra identidad como pueblo y que se nos permita sentir orgullosos de ser aldeanos”.
Seguidamente, Valbuena Cofrade, dio paso a la proclamación de la reina y las damas 2025, “un acto que marca el pistoletazo de salida en las ferias y fiestas de Aldea del Rey”. Así de mano de las Damas y Reina 2024, se le fueron imponiendo la banda y corona, a las Damas y Reina 2025. Tras lo cual llegó el turno del discurso de fiestas del alcalde de la localidad.
Cándido Barba Ruedas, en su intervención, dio a conocer una de las novedades de estas fiestas, como es el estreno de una “nueva iluminación que inundará de colorido nuestras calles”. Y tuvo palabras para la “Reina y las Damas, también las infantiles. Representáis a la perfección los valores y el perfil de la figura para la que os han elegido. Sois el espejo en el que vuestras amigas y amigos se van a fijar”.
El primer edil, no quiso desaprovechar la ocasión de agradecer “expresamente a las distintas concejalías que, debido a sus responsabilidades y el trabajo comprometido con nuestro pueblo, con Aldea del Rey, participan en la organización de nuestras fiestas, así como a cuantos de ustedes participáis, de una forma o de otra, en la preparación y su programación. Permítanme mi reconocimiento y agradecimiento a la generosidad de tantas personas que se han volcado para que todo salga adelante. De manera muy especial, a los trabajadores y trabajadoras municipales, funcionarios, personal de los planes de empleo y Policía Local y Guardia Civil”.
Cándido Barba, antes de dar paso al pregonero, invito a sus vecinos y vecinas a “acoger a todos los que nos visitan con los brazos abiertos y dispuestos a ofrecer lo mejor de nuestra localidad. En Aldea del Rey, además, con un programa de acto muy elaborado y pensado para toda nuestra gente y visitantes, cumplimos con la tradición de fiesta grande”.
Miguel Barba Mora, pregonero
Araceli Valbuena Cofrade, realizó una presentación llena de elogios hacia la figura del pregonero de 2025, “Ha trabajado, ha luchado y ha sido un ejemplo de esfuerzo y determinación en cada paso que ha dado, sin olvidar nunca las tradiciones, los valores y la esencia de nuestro pueblo. Hoy, con humildad y cariño, Miguel vuelve a su hogar para compartir con todos nosotros sus vivencias, sus recuerdos y sus emociones. Un hombre que representa la perseverancia, la nostalgia y el amor profundo por la tierra que lo vio nacer”.
Palabras que Miguel Barba agradeció y recordó cómo vivió en el pueblo hasta la edad de diez años, su pregón giró, principalmente, en torno a esos felices años de niñez a una infancia que es “un canto a la alegría, a juegos interminables en la calle, al bullicio de la chiquillería que a su casa entra y sale. El mundo de un niño de nueve o diez años se suscribe a su entorno más inmediato”.
El pregonero derrochó sentimiento de pertenencia y ejerció de aldeano con su pregón, un ejercicio que “no conlleva ningún esfuerzo, no es una carga, sale solo, espontánea. Y el que está aquí en el pueblo lo hace diariamente, sin ser consciente siquiera de su ejercicio. Los que estamos fuera, el ejercicio de aldeano nos sale en cualquier conversación, en cualquier momento, con cualquier persona, enseguida viene a tu mente tu calle, tu plaza, tus amigos, tus vecinos. Y es que ser aldeano es un sentimiento, ser aldeano es una identidad que no se pierde por la lejanía, ya sea física o temporal”.
También retrató la emigración sufrida en la década de los 60 por muchos aldeanos y aldeanas. “Somos muchos los aldeanos que en la década de los 60, principalmente, tuvimos que salir del pueblo. Las necesidades económicas y laborales nos empujaron a dejar atrás casa, familia y amigos”. “Valencia, Cataluña, Madrid y Ciudad Real, principalmente, fueron el destino de miles de aldeanos. Aldeanos que, aunque estemos lejos, siempre tenemos a Aldea en nuestros pensamientos. Y digo Aldea en sentido amplio, porque Aldea son los amigos, son los recuerdos, nuestra Semana Santa, nuestro Cristo del Consuelo, San Jorge, nuestra Virgen del Valle”.
Un pregón lirico, cargado de ripios y prosa poética, tachonado con constantes referencias a lugares, personas y personajes de su niñez. “Cuando doy un paseo por el pueblo, observo que muchas cosas ya no existen. Como, por ejemplo, la tienda de la Julia, la carnicería de Aldeano, la fragua de Valentín, las antiguas escuelas con Don Ramón, Don Francisco, Doña Adórala, Doña Matilde, Don Andrés, Don Reyes, Don Juan José. La era del palacio, ahora muy reducida, desde donde bajábamos al arroyo”.
“La tienda de la Rula de Teófilo, las peluquerías de mi primo Jesús Alcaide, la de Relámpago, la de Riñanatas. Janamago el practicante, el estampo en la esquina de esta plaza, los bares, el de Copita, el de Vázquez, el de Sant, en la esquina de la calle El Santo, el Matadero. Ahora las cosas están diferentes, pero cuando yo vuelvo a casa y en la intimidad vuelvo a recordar el pueblo, lo recuerdo no como lo acabo de ver, sino como lo he interiorizado en la niñez, de tal manera que la visión actual no es capaz de sustituir el recuerdo de la infancia”. Miguel Barba Mora, recibió de manos del alcalde de Aldea del Rey, Cándido Barba Ruedas, placa recordatorio y obsequio.